domingo, 13 de febrero de 2011

Mía

Creo que caigo en estado de shock, la beso, me besa. Parece que tengo un paro respiratorio, la tomo de la cintura, me toma de los hombros. El agua de la mínima lluvia nos salpica y nos recuerda que el mundo sigue avanzando.
Salgo del paro, la veo a los ojos, la llevo conmigo. Le muestro el paisaje, me muestra su alma, la quiero sin razón.

Camino con ella, la tomo de la mano, la siento mía. A penas la conozco. 
 
Caigo en estado de coma, no quiero despegarme, es algo que me asusta, no tengo protección ante su inesperada visita. Quedo muerto en la plancha, comienzo a ascender al paraíso, veo la vida corriendo ante mis ojos. Sigo la luz, ella está al final, está para recibirme. Una llamada a su teléfono móvil sirve de desfibrilador, vuelvo a la vida, se despega de mi cuerpo, tiene que irse. 
 
Estoy de nuevo vivo, sin el coma de su presencia. Logré recuperar los signos vitales, pero ella se fue. Quedo convaleciente sin su presencia, estoy en terapia intensiva. 

Rodrigo Y.



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