Hace algunos días me sucedió algo que me hizo pensar en las veces que decidimos sobreponer la opinión de los demás a la opinión propia, y todo por temor a equivocarnos… y todo ello me hizo caer en cuenta de algo, les cuento la larga historia.
Semanas anteriores, no recuerdo exactamente cuándo, vi una película de comedia que a pesar de ser de dicho género tenía un fondo implícito bastante interesante, en lo personal, pensé que hasta ese momento esa película había sido una de las mejores que había visto en cuanto al género, las actuaciones se me habían hecho súper padres, y lo que era mejor, había reído como pocas veces, a morir. La copia que vi, la había rentado en un establecimiento, la película me gustó tanto que decidí comprarla y quedármela para mí solito… hasta ahí, todo va bien.
Pero un día, en un canal de televisión, en un programa en donde se habla de cine, por casualidad, uno de los comentaristas o “CRITICOS” como se hacen llamar, tocó el tema de mi película… ¡y gran sorpresa! La desbarató totalmente, a él, la película le había parecido absurda, tonta, mal actuada, barata, boba, sin mensaje alguno, no la vean, no se las recomiendo, por favor, no vayan a verla, decía insistentemente. Después, uno de sus compañeros, de al lado, dijo: Sólo a un estúpido y sin neuronas, esto le puede haber parecido chistoso e interesante… es una basura. ¡Zaz! qué sucedía conmigo entonces, y en mi cabeza daba vueltas una y otra vez que la película era una basura, el CRITICO lo había dicho… ¿Entonces? Por qué a mí, me había gustado tanto… hasta gasté mi dinero para tenerla en versión original…
Hasta ese momento, la critica profesional, la había deshecho… posteriormente, en un cafecillo con unos amigos de la prepa, a los que nos encanta el cine, salió el tema de mi película, y ¡zaz! De nuevo… a nadie le había gustado… a todos les había parecido una basura… basura… basura…
¿Y tú, Memo, ya la viste?
Ya… respondí.
¿Verdad que es una porquería?
Ahí se detuvo el tiempo un momento… esa película me había gustado, era cierto, como también lo era el hecho de que a mí en lo personal me había dejado un mensaje bastante lindo... a mí, simplemente no me parecía una basura… pero entonces… ellos estaban mal… yo estaba mal… la critica lo estaba… ¡Santa Madre de Dios! Quién estaba en lo correcto y quién en lo incorrecto, si decía que a mí me había parecido interesante, si decía que a mí me había gustado… se cumpliría entonces la maldición del crítico en la televisión… “solo a un estúpido le pudo haber gustado”. A mí me había gustado… pero no soy un estúpido, por lo menos no lo creo así.
Memo, ¿verdad que es una porquería?
Y ahí… me fui infiel, me traicioné fatalmente… pues acabé contestando que sí, que era una película boba… mal hecha y bla, bla, bla. En ese momento no lo pensé tanto, pero después, cuando llegué a mi casa y vi el Blu-Ray de la película en la mesa… me cayó el veinte.
Cuantas veces hacemos caso a las críticas de las personas que se dedican precisamente criticar, cuantas veces cedemos a un “mejor ni la veas”, “mejor ni la escuches”, “mejor ni lo pruebes”, “mejor ni gastes tu dinero”. Imagina, mejor ni te gastes tu dinero, hay quien dice. Y sólo porque ellos se supone o se auto suponen expertos en la materia… y eso es solo en caso de una simple película, pero cuantas veces no sobreponemos nuestros deseos y nuestras opiniones a la “mayoría”. ¡Caray! Pensé, si a mí me gustó, pues me gustó y punto, la disfruté y punto. Por fortuna yo vi la película, pero cuando ni si quiera experimentamos algo por nosotros mismos porque la experiencia ajena no nos deja o nos lo prohíbe, cuando sabemos que algo es malo solo porque siempre nos lo han dicho, solo porque es malo según los demás ¿Y si no? Y si eso que siempre hemos querido hacer o disfrutar no es tan malo.
¿Alguien dijo que tenemos que pensar todos de la misma forma?
Termino ya diciendo… arriésguense a tener su propio punto de vista y a defenderlo dignamente. En mi caso, fue una simple película… pero, gente ¡Hay experiencias de vida! Que a veces no vivimos solo porque no nos las recomiendan, porque alguien en quien confiamos mucho nos dijo que NO.
Hoy, anímate a experimentar por ti mismo, a defender tu experiencia, a defender tus gustos y tus ideas… no imponer, solo ser firmes en nuestras convicciones.
Gracias
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